Lira porteña n° 24
Sobre la enseñanza del grabado en Chile
Por Valentina Madrid Núñez
Al realizar una línea cronológica sobre dónde se imparte la práctica del grabado, un primer antecedente es la fundación de una escuela de grabado en 1887 por parte de Otto Lebe abierta entre 1888 a 1891¹. La segunda instancia es en 1902 con la refundación de la Escuela de Bellas Arte se incorpora al currículum la enseñanza del grabado en madera a cargo de León Bazin². Posteriormente se crea el Taller de Grabado impartido por Marco Aurelio Bontá (1899 – 1974), fundado en 1931 en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile. La siguiente instancia es con el Taller de Carlos Hermosilla Álvarez (1905 – 1991), fundado en 1939 en la Escuela de Bellas Artes en Viña del Mar. Subsiguientemente, encontramos la Academia Libre de Pintura en Concepción (1953), dirigida por Julio Escámez (1925 – 2015), y el Taller 99, fundado por Nemesio Antúnez en 1956. Finalmente, podemos referir a la figura de Eduardo Vilches (1932 -), quien enseñó la práctica del grabado en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Chile.
Continuando con las enseñanzas del grabado en la Escuela de Artes Aplicadas, que es parte de la Escuela de Bellas Artes, está Francisco Parada en 1940³, le sucede Julio Palazuelos (1931 – 2014) en los años cincuenta. Cuando el grabado se imparte en la Facultad de Arte de la Universidad de Chile, tenemos a las figuras de Eduardo Martínez Bonati (1930 -) en los sesenta, y a la artista Luz Donoso (1921 – 2008) en la misma década. Mientras que Eduardo Garreaud (1942 -) permanece enseñando en la universidad. En 1974 se forma el Taller de Artes Visuales (TAV), integrado principalmente por profesores exonerados de la Universidad de Chile tras el golpe militar. Este taller fue iniciado por Francisco Brugnoli (1935 – 2023). El TAV se inscribe como parte de los espacios emergentes durante la época de dictadura. Tras el regreso de su exilio, Nemesio Antúnez retoma sus actividades en 1984, entre ellas la refundación del Taller 99 al año de su retorno al país.
Como se ha mencionado, entre los artistas aludidos que enseñaron está el artista porteño Carlos Hermosilla Álvarez⁴, estudió con Marco Bontá en el Taller de Artes Gráficas en la Escuela de Artes Aplicadas⁵, no obstante, el tiempo que pasa allí es breve debido a una enfermedad que carga desde hace un tiempo y Hermosilla regresa a la ciudad de Valparaíso. Ello no fue un impedimento para su ingreso a la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar⁶ en 1939 como docente de los talleres de croquis y grabado. En su trayectoria como maestro en la escuela se destaca su trabajo y formación en el grabado,
principalmente con el primer grupo de estudiantes que ingresan al taller.
La primera promoción formada por Hermosilla se llamó “Grabadores de Viña del Mar”, la integraron: Ciro Silva, René Quevedo, Roberlindo Villegas, Medardo Espinoza, Lilo Salberg, Pedro Skarpa, Hernán Gederlini, José Pérez, Aquiles Castro, Jorge Quevedo y Gastón Orellana. La primera muestra regional de este grupo es en 1944, en la exposición de alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar⁷.
Dentro de las personas que se hacen cargo del estudio sobre Carlos Hermosilla y del Grupo de Grabadores de Viña del Mar, tenemos al teórico del arte Alberto Madrid Letelier con La Línea de la Memoria. Ensayo sobre el grabado contemporáneo de Valparaíso (1995)⁸. El texto, además de hacerse cargo de ambos casos, también es la inscripción de una historia del grabado local, presentada en su introducción que plantea que la construcción historiográfica del grabado se ha concentrado en los espacios capitalinos,principalmente con el Taller 99, pero que, hasta ese momento, no se habrían ocupado de las instancias regionales. Con “La inscripción del borde”, aborda cómo se sitúa el grabado en la región de Valparaíso, construyendo una relación de metáforas y definiciones entre las palabras matriz, sello y madera, vinculandose con el grabado y el puerto.
En “La lección del grabado”, se reconstruye la vida de Carlos Hermosilla desde sus estudios junto con el análisis de las obras del artista. Para dar paso al estudio de Hermosilla como maestro en la Escuela de Bellas Artes en Viña del Mar y el Grupo de Grabadores de Viña del Mar. Posteriormente trata de manera individual a los artistas que formaron parte del grupo de estudiantes, destacando en cada uno las líneas temáticas de sus obras. Finalmente, “Prueba de estado”, capítulo final del texto, no es un estudio acabado del grabado, sino que vendría a ser el inicio de la historiografía del grabado local en Valparaíso.
Los estudiantes que estuvieron en el taller de Viña del Mar bajo las enseñanzas y directrices del maestro Hermosilla no solo serían su primera generación de alumnos, sino que también la prensa comenzara a denominar a este conjunto de artistas como el Grupo de Grabadores de Viña del Mar. No obstante, el camino que emprendió este grupo en sus inicios no habría sido el más fácil. En comparación con el taller de Bontá en Santiago (que hacia 1939 era el único espacio formal de enseñanza del grabado), los integrantes del taller de Carlos Hermosilla no
contaban con una prensa. En su lugar, adaptaron una sobadora de panadería para el trabajo calcográfico, mientras que para la técnica de la xilografía en linóleo se bastaban con una cuchara⁹.
A estas dificultades debemos añadir los problemas que tenía Hermosilla con la misma Escuela por temas administrativos, además de su postura política. En el año 1973 deja de enseñar y quien se hace cargo del taller es Roberlindo Villegas. Las precariedades que marcaron los inicios del taller no fueron impedimento para que se constituyeran las promociones de estudiantes, desde la fundacional en 1944 hasta la última en 1969. Entre las nuevas generaciones permanecen algunas figuras históricas¹⁰ del Grupo de Grabadores. Un hito relevante dentro de la historia del taller fue la muestra de noviembre de 1947 en la sala de exposición del Ministerio de Educación.
Allí nos encontramos con el “Primer Salón de Grabadores en Chile”¹¹, instancia donde expusieron tanto Hermosilla como el Grupo de Grabadores. La crítica no quedó exenta de dar su opinión:
La crítica destaca la labor de Carlos Hermosilla “fue una gran satisfacción ver que en Valparaíso se ha formado un núcleo que se dedica seriamente al cultivo de esta rama artística plásticamente importante. Esto se debe a la labor pedagógica del conocido grabador Carlos Hermosilla, que fue uno de los “los pioneros” del grabado moderno en Chile¹²”.
La crítica estaba al pendiente no solo de la labor de Hermosilla como maestro en el taller o de su obra en solitario, sino que a la vez lo estaba de los artistas que componían el grupo, además de lo que se empezaba a construir dentro de la práctica del grabado y quienes se adentraron en él. No obstante, una afirmación se mantiene latente:
La ausencia de una historia del grabado pone en cuestión y evidencia los olvidos en los relatos de la escritura del arte en Chile, pero además torna problemática su ideología escritural y sus referentes, expresada en la jerarquización de las manifestaciones plásticas y su inscripción¹³.
Dentro de esta afirmación encontramos otro tipo de ausencia que tiene relación con la invisibilización de las artistas mujeres tanto en los espacios de enseñanza y práctica del grabado como en sus relatos. Una ausencia que se busca poco a poco ir recuperando con nuevas investigaciones o revisitando las colecciones que se encuentran en los distintos museos.
1 Alvarado, María Ignacia, “Autorrepresentación y resistencia en al arte gráfico: Autorretrato (1956-1958), de Roser Bru, y Autorretrato (1965), de Virginia Errázuriz”. Tesis para optar al Grado de Magíster en Historia del Arte. (Santiago: Universidad Adolfo Ibáñez, 2021), p. 66.
2 Arias, Virginio, Memoria histórica de la Escuela de Bellas Artes de Santiago de Chile. (Santiago: Imprenta Cervantes, 1908), p. 13.
3 Madrid, Alberto, El árbol de la memoria. Matrices del grabado chileno contemporáneo. (Santiago: Corporación Cultural de Las Condes, 2010), p. 6.
4 Dentro de los escritos que tratan la figura del artista se presentan el texto de Antonio Romera de 1959, Carlos Hermosilla como parte de su colección de artistas chilenos. Otro texto que es escrito de manera colectiva entre los teóricos y críticos Alberto Madrid, Justo Pastor Mellado, José de Nordenflycht y el artista Hugo Rivera-Scott es Carlos Hermosilla Artista ciudadano adelantado del arte de grabar (2003) y Carlos Lastarria con Proyección de un maestro del Grabado, de 1993.
5 La Escuela de Artes Aplicadas pasa por varios procesos hasta formarse como tal. Dentro de los programas se inscribe el taller de Artes Gráficas en 1931 como antecedente de la enseñanza del grabado en Chile en un espacio de carácter formal. Ver, Solanich, Dibujo y grabado en Chile, 83.
6 Tanto la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar y la Escuela de Bellas Artes de Valparaíso, son instituciones que cuentan con el apoyo de sus respectivas municipalidades, esto se menciona respecto a la formación de quienes ingresan, ya que, a diferencia de la Escuela de Bellas Artes de Santiago que cuenta con el respaldo de la Universidad de Chile por lo que sus estudiantes adquieren el título de artista, mientras que la escuelas municipales de la Quinta Región otorgan solo un reconocimiento como maestro.
7 Lagos, Daniel, “Grupo de Grabadores de Viña del Mar. Revisión histórica desde la obra de Ciro Silva”. Tesis para optar al Grado de Magister en Arte Mención Patrimonio. (Valparaíso: Universidad de Playa Ancha, 2018), p. 26.
8 El texto de Madrid La Línea de la Memoria. Ensayo sobre el grabado contemporáneo de Valparaíso, es una primera parte de la construcción de la historia del grabado local en la región de Valparaíso. Una segunda parte denominada Desplazamiento de la Memoria. Ensayo sobre el grabado contemporáneo de Valparaíso, es una publicación que continúa con la historiografía de la ciudad puerto, pero ahora tomando la figura de la artista Pilar Domínguez Fuenzalida (1950 -) con sus enseñanzas de grabado en la Universidad de Playa Ancha.
9 Nordenflycht, José De, La pasión del Grabado, 80 años Taller de Carlos Hermosilla Escuela de Bellas Artes Viña del Mar. (Valparaíso: Fondart, 2019), p. 22.
10 Madrid Alberto, La Línea de la Memoria. Ensayo sobre el grabado contemporáneo de Valparaíso. (Valparaíso: Fondart, 1995), p. 26.
11 Madrid, La Línea de la Memoria, p. 27.
12 Madrid, La Línea de la Memoria, p. 27.
13 Madrid, La Línea de la Memoria, p. 5.
Carlos Hermosilla, “Caserío Valp N°8”. Monotipo, 31 x 22,5, .1956

Valentina Madrid Núñez
Licenciada en Teoría e Historia del Arte
Encargada del área de Contenidos digitales y editoriales del Museo Universitario del Grabado de la Universidad de Playa Ancha.