Lira porteña n° 31

En la mesa con la artista

Por Maria Paz Huenul

La historia de la humanidad siempre ha estado marcada por la presencia de los hombres. En lo que respecta al mundo artístico, esto no ha sido ajeno, ya que muchos de estos artistas son considerados como los grandes maestros y eruditos, eso se aprecia en estudios, libros y por las mismas personas que escriben sobre arte.

Si bien, es cierto la pregnancia artística estaba fuertemente marcada por el hombre, en simultáneo, las mujeres artistas estaban produciendo sus propias obras pese al rol que les exigía la sociedad sobre los quehaceres domésticos, teniendo que dejar el arte sólo como un mero pasatiempo dentro de su cotidianidad. Esto no significa que las mujeres no hayan sido grandes creadoras. 

Muchas de ellas fueron invisibilizadas, sobre su desempeño artístico. Es por este motivo que es trascendental el desarrollo artístico y educativo que realizaron en talleres. Artistas como: Marina Pinto, Lilo Salberg, Roser Bru, Delia del Carril, Laura Rodig, Rebeca Matte, Marta Colvin, entre tantas otras, merecen ser estudiadas y sobre todo reconocidas por el gran trabajo que hicieron a lo largo de su carrera artística.

Si nos concentramos en el arte contemporáneo, tenemos una gama enorme de artistas visuales y gracias a que hoy en día se documenta, es más fácil poder acceder a la información, investigación y análisis de obra que se quiera realizar.

Una de las artistas contemporáneas a quién quiero hacer referencia en esta Lira, es Isabel Cauas, quien nos ha deleitado con la exquisitez visual del imaginario pictórico y poético que genera su obra. Isabel es una artista chilena, estudió Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad de Chile, y es integrante del Taller 99 hasta la fecha. Se ha posicionado como una de las mejores grabadoras nacionales. No es menor todo el mérito y los más de veinte años que lleva trabajando y enseñando el grabado, tanto en universidades como en Taller 99. Este último es su sagrado espacio de trabajo que la ha visto crecer y desenvolverse con soltura, mientras hace una incisión en la matriz de cobre, para crear distintas temáticas de obras como: paisajes, árboles, montañas, lagos, y sus viajes personales que ha realizado tanto en el territorio nacional como en el extranjero, y que han sido la inspiración para la creación del gran trabajo que la artista ha logrado construir durante estos años.

Al observar el imaginario de Isabel podemos percibir que la musa o el protagonista que forma parte de su imaginario natural, es el árbol, donde la matriz es el enraizado, y la estampa es el producto que nos permite apreciar aquel simbólico lugar que sólo ella ha podido crear.

 La fiel representación del imaginario de la artista, nos ha concedido tener el goce de poder contemplarlo en diversos formatos, y es que su mente, curiosa y perspicaz, no ha dejado ajeno a nadie. Al momento de conocer su trabajo, consigue generar en el espectador un magnetismo que va directo hacia su obra logrando

abstraer ese paisaje que es tan simbólico y único, que lo hace característico de su legado.

La artista es pintora y grabadora, no se separa de ninguna disciplina porque sabe que ambas le permiten trabajar con la libertad que solo ella ha podido domar. Si las pinceladas en óleo quedan impregnadas en la tela del bastidor, la matriz de cobre es el fiel reflejo de autonomía que ha trazado en la construcción de la abstracción del imaginario paisajístico que es tan personal y propio de ella, lo que conlleva a la experimentación de los materiales como las tintas, buriles y estampas; realizando distintas exposiciones tanto en Chile como el extranjero. 

En su faceta como docente, si hablamos de la enseñanza y la entrega de conocimientos, hay que decir que profesores/as hay muchos, pero maestros/as son pocos, e Isabel es una maestra invaluable. En efecto, las distintas escuelas le entregaron los conocimientos y saberes que suscitaron en la artista un amor por el aprender, y así lo ha demostrado en sus clases. Bien sabe que lo mejor que puede hacer como maestra es entregar aquella sabiduría y experiencia a sus estudiantes.

Roser describiría a la artista: “Isabel Cauas navega por mares paisajes arboleados: con un dibujo muy sutil recrea ‘el amplio mundo’ de todos” 1, dejando en claro y como ejemplo, que su obra, experiencias y aprendizajes no son para sí misma, sino que las comparte con todas las personas que se enfrentan por primera vez a su imaginario natural.

1 https://isabelcauas.cl/textos/

Isabel Cauas, “De la serie Impulsos vertiginosos [I de VII]”. Aguafuerte y puntaseca, 59,7 x 98,9; .2011

María Paz Huenul

Licenciada en Artes Visuales de la Universidad de Playa Ancha, profesora de Artes Visuales de la Universidad Andrés Bello, diplomado en Museología y Museografía de la Usach, encargada del área de mediación y educación del Museo Universitario del Grabado -Upla.