Lira porteña n° 14
El arte como exposición de lo innombrable: Un ejercicio de memoria
Por Ramón Castillo Inostroza
A través de una serie de obras gráficas de artistas chilenos se realiza un Ejercicio de Memoria a 50 años del golpe cívico-militar. El contexto de revisión histórica nos regresa sobre los acontecimientos y sus significaciones, sobre las imágenes y las metáforas que lo nombran y figuran como tragedia de lo innombrable, como fractura, como trauma, y a la vez, como aquello que deberá ser convertido en lenguaje y en historia. La posibilidad de nombrar lo innombrable ha sido un desafío desde los orígenes de la humanidad, y los intentos por darle imagen a aquella sensación o intuición que se experimenta en los quiebres de la biografía individual y colectiva de un país.
El Golpe Cívico-Militar desde el primer momento ha generado una geometría de la memoria a través de la interrupción de los días, en reversa, un 11 de septiembre fue bombardeada La Moneda, y con ello, se atacaba y atemorizaba a un país, que quedó paralizado y enmudecido. El luto y detención de los días, la memoria que se debate entre las luces y sombras, los nombres y las ausencias, la posibilidad de representar el dolor, la rotura o el quiebre son el punto de inflexión en la serie realizada por Nemesio Antúnez (1918-1993) en torno a La Moneda. Desde el año 1975, desde Barcelona, comenzó a pintar el momento en que la bandera se consume junto al edificio en llamas. El final de la serie, entre pinturas y grabados, fueron dos litografías, una del año 1988 y otra de 1989. En la del año 88, el color de una bandera que se desintegra es la nota que el mismo artista refuerza luego con pigmento, sobre la impresión. La del año 1989 fue aún más esencial y sintética, en la medida que ya no hay bandera, y a cambio, sólo humo y espesura. Cuando ya estaba aprobada la edición, Guillermo Frommer, gran litografo chileno, escuchó como se partía accidentalmente la piedra. En el instante avisó a Nemesio, y este, luego de un silencio, reconoció que aquello era una señal. Que “hay que terminar de romperla”. Efectivamente, un accidente material completó la metáfora que, durante décadas buscó incansablemente, consciente e inconscientemente a través de pintar o dibujar trizaduras, roturas, trozos faltantes y grietas. La piedra terminó de ser agrietada por el impresor, y luego contenida con un bastidor de metal para facilitar la impresión de los trozos. Antúnez autorizó la edición final, en dos versiones de 30 cada una: una completa, y la otra, con dos trozos. La piedra litográfica que acompaña esta edición, quedará
expuesta de manera permanente en el MUG, en su doble condición de matriz y documento.
En las obras de Patricia Israel también se detuvo el calendario. La portada del día 24 de septiembre del diario La Tercera, como si se tratara de una puesta en escena teatral, vemos que un día antes, en el contexto del allanamiento y saqueo en Las Torres de San Borja, a un grupo de soldados, con sus ropas, zapatos y cascos relucientes, posando ante las cámaras de filmación y fotográficas, nacionales y extranjeras. La fotografía corresponde al fotógrafo uruguayo, Naul Ojeda (1939-2002), quien capturó el momento de la quema de libros y revistas, mientras un afiche es sostenido por varias manos de soldados como si fuera un trofeo de guerra. La biblioteca quemándose en el suelo pertenecía a Patricia Israel (1939-2011), la artista lo supo cuando vio la televisión y luego, lo confirmó con la fotografía en el diario. El afiche América Despierta (1972) es una serigrafía de gran formato, realizada en dos partes por Patricia Israel y el pintor, historiador del arte y académico, Alberto Pérez. Años después, a modo de restauración simbólica de un episodio individual y colectivo, realizó el año 2000 una serigrafía sobre tela del mismo tamaño del afiche destruido. Esta vez, la imagen de la portada del diario fue ampliada en alto contraste y en escala de grises. Al medio de la tela una tabla con el número 73 ocupa el lugar de la estantería vaciada.
Una tercera obra muestra la fractura como exposición en la plaza de la ciudadanía. La impresión digital del año 2007, realizada por Carlos Altamirano (1954) muestra la mitad del lente de Salvador Allende convertido en una imagen monumental, inevitable e incómoda. El lente del expresidente Salvador Allende fue remontado el año 2006 tras la renovación museográfica de la Sala del Siglo XX. El lente original fue guardado durante décadas por Teresa Silva Jaraquemada, quien en 1996 lo entregó en donación al Museo Histórico Nacional de Santiago. La escultura de Altamirano, se exhibió por primera vez en la exposición Obra completa del Museo Nacional de Bellas Artes (2007), luego fue expuesta frente a La Moneda, posteriormente en el Museo de la Solidaridad. Recientemente se ha vuelto a exponer en el MHN.
La incomodidad del fragmento que representa la dificultades de la recomposición y la reescritura de la historia de Chile, se puede
sintetizar a partir de los cuatro cartones realizados por Voluspa Jarpa (1971). A pesar de la desclasificación de los primeros 200.000 documentos de la CIA que comenzaron masivamente a difundirse a partir del año 2001, la historia de Chile no ha sido revisada ni menos reescrita. Una indiferencia institucional, mezclada con censura, temor, irresponsabilidad, ignorancia y trauma ha impedido que se vea lo evidente, que se lean los documentos sobre la barbarie, y que se conozca el rol y actos de los implicados en la traición, asesinatos,violación a los derechos humanos, los financistas y colaboradores institucionales (nacionales y extranjeros), y de los responsables civiles y militares del Golpe y posterior dictadura. Los cuatro cartones de Chile desclasificados (2016) que corresponden a documentos del año 1970, 1973, 1976 y 2000, muestran los llenos y vacíos realizados a partir del corte láser. Los vacíos se completan con la pared del Museo donde se exponen los documentos, y por otro lado, la tinta de la fotocopia de esos documentos virtuales ha sido materializada por la artista a través del cartón negro troquelado con laser. Las luces y sombras administradas por el poder vuelven ilegible la verdad sobre los acontecimientos, se trata de una versión tangible de la omertá (pacto de silencio) en el que han incurrido personas, instituciones y países. El sistema de dar corporeidad o materialización a los Desclasificados de la CIA, ha sido un ejercicio doloroso y a la vez de resistencia de la artista desarrollado por más de veinte años. Ya que los Desclasificados de la CIA son archivos on line, sin materia corpórea, Voluspa los ha materializado a través de distintos soportes y escalas, con tal de hacer evidente lo evidente, de insistir en una obligación ética, de verdad y justicia.
A partir de estos cuatro artistas, desde las distintas discontinuidades y fracturas que presentan y representan a través de sus obras expuestas en el MUG, ha sido posible dar visibilidad y corporeidad a algunas verdades irrefutables que falta aún por investigar. En este sentido, estas obras de arte desde su condición material deben ser convertidas, ya no sólo en dispositivos estéticos, sino que en dispositivos éticos y en reconstrucción, que inviten, documenten y recuerden de manera urgente la responsabilidad de las instituciones en general, y de las educativas en particular en la revisión y estudio sistemático de las evidencias para reconstruir y releer la historia de Chile más allá del documento.
Registro fotografico estampa “Septiembre 1973”, “La moneda en llamas” y Piedra litografía de La moneda en llamas.
Registro fotográfico piedra litografía de La moneda en llamas.
Ramón Castillo Inostroza
Doctor en Historia y Teoría del Arte. Fue curador de arte contemporáneo del Museo Nacional de Bellas Artes y director de la Escuela de Artes Visuales de la UDP. Actualmente es académico en el Magíster en Patrimonio de la UPLA y asesor y curador de la Fundación Nemesio Antúnez y la Fundación Federico Assler.